Obamacare gana el primer asalto

No hay duda que la ley de salud, más conocida como Obamacare,  ha sido una de las legislaciones de política doméstica más polarizantes en la historia de Estados Unidos. Una legislación aprobada sin un solo voto republicano, en la que los demócratas utilizaron reglas arcanas en el Senado para poder aprobarla. Y es que se trataba de un proyecto que cambiaba sustancialmente la relación entre el ciudadano y el gobierno. Fue la lucha entre los que creen en más gobierno y los que quieren menos gobierno en la vida de los ciudadanos. Lógicamente, generó enorme controversia política y judicial. Y los demócratas la impusieron como la ley de la nación desde el 23 de marzo de 2010 cuando el presidente Obama la ratificó con su firma.

La controversia no ha cesado desde entonces. La oposición a esta ley la lideraron el Partido Republicano y varios grupos de interés que predecían desde antes los problemas que Obamacare crearía porque estaba estructuralmente mal diseñada. Desde 2009, antes incluso de su aprobación, el Partido Republicano ha ido a las urnas con una plataforma ofreciendo eliminar y reemplazar esa legislación. La impopularidad de Obamacare les permitió a los republicanos recuperar posiciones por todo el país, llevándolos al triunfo electoral al alcanzar el control de ambas cámaras del Congreso.

Desde entonces han promocionado legislación para eliminar esta ley. Incluso lograron enviar un proyecto de ley derogando Obamacare, pero el entonces presidente Obama no iba a firmar nunca una ley que deshacía su proyecto estrella – hasta que llegó Donald Trump al poder.

Como vemos, toda la campaña contra esta legislación culminó con el triunfo republicano en el Ejecutivo y el Legislativo. Muchos han sido los años que los republicanos se la han pasado prometiendo eliminar y remplazar Obamacare. Y ahora que finalmente tienen todo el poder político para hacer realidad esa promesa, nos salieron con un chorro de babas. El viernes pasado estaba programada la votación para empezar el proceso de derogación y reemplazo. Pero los republicanos no se pudieron poner de acuerdo y hubo que retirar el proyecto de ley.

Este fiasco político se debió a que el presidente de la Cámara, Paul Ryan, no tenía los votos en la cámara para poder aprobar la legislación, aunque había dicho hasta el cansancio que sí los tenía. Esto se debió a la oposición de un grupo de legisladores del Freedom Caucus y de algunas organizaciones conservadoras, como la Fundación Heritage, que veían la ley presentada como una versión light de Obamacare. El proyecto en sí no cumplía con las promesas de campaña que el Partido Republicano había ofrecido al electorado.

Unos de los problemas fundamentales de la legislación es que mantiene la expansión del programa de Medicaid. Obamacare expandió la elegibilidad para este programa y es la principal razón por la que ha aumentado el número de personas con planes de salud. Esta expansión es pagada principalmente con fondos del presupuesto federal. El proyecto republicano mantenía esta situación hasta el año 2020 y además permitía que los Estados que no expandieron Medicaid lo puedan hacer ahora. Esto pondría al contribuyente pagando por este programa durante décadas, además de aumentar los problemas fiscales para los Estados.

Muchos son los otros problemas de esta propuesta como la falta de reforma de mercado para los planes de salud, el aumento de los subsidios para conseguir planes de salud, o que mantenía gran cantidad de las regulaciones de Obamacare, que son causantes de las subidas de las pólizas.

Pero más allá de regulaciones y propuestas, este fiasco ha dañado la credibilidad de la nueva administración Trump y la marca republicana. Nada es irreparable pero este impase es equivalente a pegarse un tiro en el pie. No hacía falta poner una fecha artificial para la votación. Pero es que a alguien se le ocurrió la “brillante” idea de tratar de aprobar la derogación el mismo día en que se había firmado su aprobación 7 años antes. Por jugar ese peligroso jueguito, salieron escaldados y de paso lograron dañar la imagen de ganador del president Trump y consumir mucho de su capital político.

No es el fin del mundo. Se recuperarán y mejorarán el plan porque Obamacare no es una buena ley para el futuro económico y fiscal de nuestro país. Además, después de ver su funcionamiento, la ley sigue siendo enormemente impopular. Pero, por ahora, Obamacare sigue en pie y ha ganado el primer asalto.

 

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