Chile: El debate sobre la selección escolar

El debate en torno a la selección en los procesos de admisión escolar ha vuelto a surgir en la opinión pública chilena. Marcela Cubillos, ministra de la cartera de Educación, ha señalado que “los gobiernos tienen que defender sus convicciones independiente de los cálculos legislativos”, convicciones que, ciertamente, no son compartidas por la izquierda ni el gremio docente chileno. Si bien la arremetida del gobierno del presidente Sebastián Piñera se advierte como favorable, es muy amplio el trecho por transitar hasta desmontar el andamiaje inmovilizador, que la expresidente socialista Michelle Bachelet impuso a la industria escolar.

No existe duda alguna respecto a lo importante de poseer un eficaz sistema de educación escolar, uno del que todos nuestros niños y jóvenes puedan beneficiarse y que constituya una vía conducente al despliegue de las potencialidades humanas.

Con el propósito de que todos nuestros niños y jóvenes alcancen altos estándares de aprendizaje que les faciliten desarrollar sus capacidades, es perentorio que los docentes cuenten con herramientas que les permitan enfocar su trabajo en estimular adecuada y oportunamente a cada alumno. Responder de la mejor manera posible a las infinitas inclinaciones y talentos de niños y jóvenes precisa erigir un sistema escolar que gravite sobre aquellas naturales, y muy bienvenidas, diferencias.

En este escenario, una oportuna herramienta es la selección en los procesos de admisión escolar, la cual no es más que una opción de política escolar, utilizada para “atender a las necesidades de un alumnado variado y estrechar las diferencias de rendimiento escolar” según anota el Informe PISA del año 2003. Informe que además señala: “en Austria, República Checa, Hungría, Japón, Corea, Luxemburgo, Países Bajos y Suiza y en los países asociados Hong Kong-China, Indonesia, Macao-China y Serbia, más de la mitad de los alumnos de 15 años asiste a centros en los cuales los directores informan de que la consideración del historial académico de los estudiantes es un prerrequisito o al menos un requisito de alta prioridad cuando se decide la admisión del estudiante”.

La selección en los procesos de admisión escolar permite mejorar la calidad de la enseñanza adecuándola a los talentos y motivaciones de los estudiantes, dado que fortalecen la identificación de heterogeneidad de los alumnos, haciéndose cargo responsablemente de aquella, individualizando la formación y solucionando las carencias educativas, entregándole a cada alumno una formación conforme a su desarrollo, evitando que existan excluidos en el proceso de aprendizaje. Permite estructurar una metodología de enseñanza junto a contenidos que tengan como referencia las particulares características de los alumnos que serán el centro de ellas. Genera integración social al permitir el encuentro de todos aquellos que adhieren a determinados valores y creencias. Así, la selección contribuye a fortalecer la diversidad, robusteciéndola,  beneficiando a niños y jóvenes, colocándolos a todos en el primer lugar de la fila.

Ya lo decían el año 2012 docentes de todo el mundo. En el Informe PISA de aquel año, en el volumen IV titulado ¿Qué hacen las escuelas exitosas? se anota que los profesores coinciden en que el elemento que más dificulta la enseñanza en clase, es tener en un mismo salón alumnos con diferentes habilidades.

La selección en los procesos de admisión escolar es muy valiosa; su prohibición y limitación vía instrumentos legales es completamente impropia, que convierte la política pública en un lastre para los sistemas escolares y en un perjucio para el alumnado.

Una reforma a los sistemas escolares con el fin de mejorar los estándares de la enseñanza tiene necesariamente que liberalizar todo lo relativo a la selección, tanto en los procesos de admisión como al interior de las escuelas, para así dirigirse hacia una educación personalizada, que relegue las tradicionales y fracasadas políticas de absoluta estandarización y uniformidad.

 

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