Comunicación humana y lenguaje

Una de las mayores diferencias entre el ser humano y el resto de los animales es su capacidad de comunicación. La forma de comunicación más avanzada en el reino animal palidece en comparación al dialecto humano más rústico que podamos encontrar. Y así como existe esta diferencia entre animales y personas, el buen uso del lenguaje permite distinguir a una persona culta e inteligente de otra menos instruida.

El lenguaje es el instrumento mediante el cual adquirimos, transmitimos y almacenamos conocimiento. Por ello el buen uso de este instrumento es elemental para preservar la calidad y la exactitud de lo que queremos transmitir. Los matemáticos saben esto muy bien porque han sido entrenados en un lenguaje donde todo debe ser riguroso y preciso. En los lenguajes artificiales como los utilizados en software, un código erróneo, un punto menos o un punto más, puede inutilizar todo el programa.

Los lenguajes naturales (castellano, inglés, chino, etc.) afortunadamente tienen una gran flexibilidad y podemos referirnos a la misma cosa de diferentes maneras utilizando artilugios como sinónimos, analogías, sinécdoques, metáforas. Esta flexibilidad permite hacer del lenguaje no solo una forma de comunicación, sino también de belleza. ¿Qué es la literatura y más aun la poesía, sino la búsqueda de la belleza en las palabras?

La flexibilidad del lenguaje natural también nos permite ser imprecisos y aun así comunicarnos razonablemente: verbigracia un comerciante podría escribir “aqui ay cervesa frio” y los receptores van a entender el mensaje a pesar de que todas las palabras están mal escritas y la sintaxis es incorrecta. Nos permite ser redundantes y verbosos, y decir en diez palabras lo que perfectamente se hubiera podido decir con tres. Nos permite manejar un vocabulario limitado, pobre y aun así darnos a entender.

Si el lenguaje es la forma de transmitir conocimiento, entonces un manejo diestro del mismo debería ser preocupación de toda persona, pero más aun de quienes tienen como trabajo la transmisión de conocimiento e información. Esto abarca prácticamente a todos los profesionales, periodistas y más aun profesores (¡ay! podría contar anécdotas de profesores universitarios que discrepan con mi punto de vista en la teoría y en la práctica). Lamentablemente abusamos de las virtudes de la lengua, para hablar mal y escribir peor, degradamos el lenguaje y la calidad de la información que transmitimos.

 

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