Primer Discurso sobre el Estado de la Unión de Donald Trump pronunciado el 30 de enero de 2018
Sr. Presidente de la Cámara de Representantes, Sr. Vicepresidente, Miembros del Congreso, Primera Dama de Estados Unidos, compatriotas:
Ha transcurrido menos de un año desde que subí por primera vez a la tribuna de esta majestuosa cámara para hablar en nombre del pueblo americano y abordar sus inquietudes, sus esperanzas y sus sueños. Aquella noche, nuestra nueva administración ya había tomado medidas rápidas. Una nueva ola de optimismo ya estaba recorriendo todo el país.
Desde entonces no ha habido día en que no hayamos seguido adelante con una visión clara y una misión recta: Hacer a Estados Unidos grande otra vez para todos los americanos.
A lo largo de este último año, hemos hecho increíbles progresos y hemos obtenido éxitos extraordinarios. Hemos hecho frente a retos que nos esperábamos y a otros que jamás habríamos podido imaginar. Hemos compartido las más altas cotas de la victoria y los dolores de la adversidad. Hemos sufrido inundaciones, incendios, tormentas. Pero a través de todo ello, hemos visto la belleza del alma de Estados Unidos y su inquebrantable fuerza de voluntad.
Cada prueba ha forjado nuevos héroes americanos que nos recuerdan quiénes somos y que nos muestran lo que podemos ser.
Hemos visto a los voluntarios de la «Armada Cajún» correr al rescate con sus barcos de pesca para salvar gente tras un devastador huracán.
Hemos visto desconocidos protegiendo desconocidos de una lluvia de balas en Las Vegas.
Hemos oídos historias de americanos como el suboficial de la Guardia Costera Ashlee Leppert, que está aquí en la tribuna con Melania. Ashlee iba a bordo de unos de los primeros helicópteros que llegaron al lugar de los hechos en Houston durante el huracán Harvey. A lo largo de 18 horas de viento y lluvia, Ashlee le hizo frente a cables de alta tensión y aguas profundas para ayudar a salvar más de 40 vidas. Gracias, Ashlee.
Hemos oído hablar de americanos como el bombero David Dahlberg. Él también nos acompaña aquí hoy. David le hizo frente a las llamaradas para rescatar a casi 60 niños atrapados en un campamento de verano bajo la amenaza de los incendios forestales incontrolados en California.
A todos los que aún se están recuperando en Texas, Florida, Luisiana, Puerto Rico, las Islas Vírgenes, California y otros lugares, estamos con ustedes, los queremos y saldremos adelante juntos.
Algunas de las pruebas por las que pasamos el último año afectaron de forma muy personal a esta cámara. Está con nosotros esta noche una de las personas más fuertes que haya servido en esta Cámara de Representantes, un hombre que recibió un balazo, estuvo a punto de morir y que, tres meses y medio después, había regresado nuevamente a su puesto: La leyenda de Luisiana, el congresista Steve Scalise.
Estamos increíblemente agradecidos por los heroicos esfuerzos de los agentes de la Policía del Capitolio, la Policía de Alexandria, así como de los médicos, las enfermeras y los paramédicos que salvaron su vida y la de muchos otros en esta cámara.
Después del terrible tiroteo, nos unimos, no como republicanos o demócratas, sino como representantes del pueblo. Pero no basta con unirse en los momentos trágicos. Esta noche insto a todos nosotros a dejar de lado nuestras diferencias, que busquemos puntos en común y encontremos la unidad que necesitamos para cumplir con el pueblo que nos eligió para servirlos.
A lo largo del último año, el mundo ha sido testigo de lo que nosotros siempre hemos sabido: No hay pueblo en la tierra tan valiente, o audaz, o decidido como el americano. Si hay una montaña, la escalamos; si hay una frontera, la cruzamos; si hay un reto, lo superamos; si hay una oportunidad, la aprovechamos.
Por tanto, empecemos esta noche reconociendo que el Estado de la Unión es fuerte porque nuestro pueblo es fuerte.
Y juntos estamos construyendo un Estados Unidos seguro, fuerte y orgulloso.
Desde las elecciones, hemos creado 2.4 millones de nuevos puestos de trabajo, incluyendo 200,000 nuevos empleos sólo en la industria manufacturera. Tras años de estancamiento salarial, por fin estamos viendo cómo suben los salarios.
Los subsidios por desempleo han alcanzado su punto más bajo en 45 años. La tasa de desempleo entre los afroamericanos es la más baja jamás registrada y la tasa de desempleo de los hispanos también ha alcanzado el nivel histórico más bajo.
El nivel de confianza de las pequeñas empresas está rompiendo récords. La mercado bursátil ha batido un récord tras otro aumentando su valor en ocho billones de dólares. Es una gran noticia para los americanos con planes 401k de pensiones, jubilaciones, pensiones y cuentas de ahorro para la universidad.
Y tal como prometí al pueblo americano desde este podio hace once meses, hemos promulgado las mayores rebajas y reformas fiscales de la historia americana.
Nuestra masiva rebaja de impuestos otorga grandes deducciones fiscales a la clase media y a la pequeña empresa.
Para rebajarles los tipos fiscales a los americanos trabajadores, casi hemos duplicado la deducción estándar para todos. Ahora los primeros 24,000 dólares de ingresos de un matrimonio están totalmente libres de impuestos. También hemos duplicado el Crédito Tributario por Hijos.
Una típica familia de cuatro miembros que gane $75,000 verá sus impuestos reducidos en $2,000 — esto recorta los impuestos a la mitad.
Este mes de abril será la última vez que se declare según el viejo e inservible sistema; millones de americanos llevarán más dinero a casa al empezar el próximo mes.
Hemos eliminado un impuesto especialmente cruel que afectaba mayormente a los americanos que ganan menos de $50,000 anuales y los obligaba a pagar tremendas multas simplemente por no poder pagar los seguros médicos impuestos por el gobierno. Hemos derogado el núcleo central del desastroso Obamacare: El mandato individual ha sido eliminado.
Hemos rebajado el impuesto sobre sociedades del 35% al 21%, de manera que las empresas americanas puedan competir y ganar frente a cualquiera en el mundo. Se calcula que gracias a estos cambios en sí, los ingresos medios de una familia aumentarán en más de $4,000.
Las pequeñas empresas también han recibido una considerable rebaja fiscal y ahora pueden desgravar el 20% de los ingresos de su negocio.
Esta noche nos acompañan Steve Staub y Sandy Keplinger, de Staub Manufacturing, una pequeña empresa de Ohio. Acaban de cerrar el mejor ejercicio en sus 20 años de historia. Gracias a la reforma fiscal, van a repartir aumentos de sueldo, van a contratar a 14 personas más y van a expandir alquilando el local de al lado.
Uno de los empleados de Staub, Corey Adams, está también con nosotros esta noche. Corey es el típico trabajador americano. Estudió y trabajó al mismo tiempo durante la secundaria, perdió su trabajo en los días de la recesión de 2008 y más tarde fue contratado por Staub, donde se capacitó para convertirse en soldador. Como muchos americanos trabajadores, Corey planea invertir su aumento de sueldo por la reforma tributaria en su nueva casa y en la educación de sus dos hijas. Por favor, felicitemos a Corey.
Desde que aprobamos las reducciones de impuestos, aproximadamente tres millones de trabajadores han recibido bonificaciones, en muchos casos son miles de dólares para cada trabajador. Apple acaba de anunciar que planea invertir un total de $350,000 millones en Estados Unidos y contratar a 20,000 trabajadores más.
Éste es nuestro nuevo momento americano. No ha habido nunca un momento mejor para empezar a vivir el Sueño Americano.
Por tanto, a todos los ciudadanos mirando la televisión esta noche, independientemente de dónde hayan estado o de dónde hayan venido, éste es su momento. Si trabajan con ahínco, si creen en sí mismos, si creen en Estados Unidos, podrán soñar con cualquier cosa, podrán ser cualquier cosa y juntos podremos conseguirlo todo.
Esta noche quiero hablar sobre el tipo de futuro que vamos a tener y la clase de nación que vamos a ser. Todos nosotros, juntos, como un equipo, un pueblo y una familia americana.
Todos compartimos la misma casa, el mismo corazón, el mismo destino y la misma gran bandera americana.
Juntos, estamos redescubriendo la forma americana.
En Estados Unidos sabemos que el centro de la vida americana no es el Estado y la burocracia, sino la fe y la familia. Nuestro lema es «En Dios confiamos».
Y rendimos homenaje a nuestra policía, a nuestro ejército y a nuestros increíbles veteranos como héroes que merecen nuestro apoyo total e inquebrantable.
Esta noche está aquí Preston Sharp, un niño de 12 años de Redding, California, que notó que las tumbas de los excombatientes no tenían banderitas en el Día de los Veteranos. Decidió cambiar esa situación e inició un movimiento que hoy en día ha colocado 40,000 banderitas en las tumbas de nuestros grandes héroes. Preston: Bien hecho.
Jóvenes patriotas como Preston nos enseñan a todos sobre nuestro deber cívico como americanos. La veneración de Preston por aquellos que han servido a nuestra nación nos recuerda por qué saludamos a nuestra bandera, por qué ponemos la mano sobre nuestro corazón durante el Juramento de Lealtad y por qué nos ponemos de pie on orgullo para escuchar el himno nacional.
Los americanos aman a su país. Y se merecen un gobierno que les muestre el mismo amor y la misma lealtad a cambio.
Durante el último año, hemos intentado restablecer los vínculos de confianza entre nuestros ciudadanos y su gobierno.
Trabajando con el Senado, estamos nombrando jueces que interpretarán la Constitución tal como está escrita, entre ellos un nuevo magistrado de la Corte Suprema, y a más jueces de cortes de primera instancia que ninguna otra nueva administración en la historia de nuestro país.
Estamos defendiendo nuestra Segunda Enmienda y hemos adoptado medidas históricas para proteger la libertad religiosa.
Y servimos a nuestros valientes veteranos incluso dándoles la opción de elegir su atención médica. El año pasado, el Congreso aprobó, y yo firmé, la Ley de Rendición de Cuentas del Departamento de Asuntos de los Veteranos. Desde su aprobación, mi administración ya ha despedido a más de 1,500 empleados del ese departamento que no prestaron a nuestros veteranos los cuidados que se merecen y estamos contratando a personas talentosas que aman a nuestros excombatientes tanto como nosotros.
No pararé hasta que nuestros veteranos estén debidamente atendidos, que es lo que les he prometido desde el inicio de esta gran travesía.
Todos los americanos merecen rendición de cuentas y respeto — y eso es lo que les estamos dando. Por eso esta noche, solicito al Congreso que dote de autoridad a todos los secretarios de la administración para recompensar a los buenos trabajadores y destituir a los empleados federales que socaven la confianza de la ciudadanía o le fallen al pueblo americano.
En nuestro empeño por hacer que Washington responda por su gestión, hemos eliminado más regulación en nuestro primer año que cualquier otra administración en la historia.
Hemos puesto fin a la guerra contra la energía americana y hemos puesto fin a la guerra contra el carbón limpio. Ahora somos exportadores de energía para el mundo.
En Detroit, he parado las órdenes administrativas que perjudicaban a los trabajadores del sector automotriz, para que la Ciudad del Motor pueda acelerar sus motores nuevamente.
Muchas empresas automotrices están ahora construyendo y ampliando fábricas en Estados Unidos, algo que no veíamos desde hacía décadas. Chrysler está trasladando una gran fábrica de México a Míchigan; Toyota y Mazda van a abrir una planta en Alabama. Pronto se inaugurarán plantas por todo el país. Todas éstas son noticias que los americanos no están acostumbrados a oír; desde hace muchos años, las empresas y los puestos de trabajo no hacían más que dejarnos. Pero ahora están volviendo.
A diario se producen fascinantes avances.
Para acelerar el acceso a curas innovativas y a fármacos genéricos asequibles, el año pasado la Agencia de Medicamentos y Alimentos (FDA) aprobó más fármacos nuevos y genéricos y más dispositivos médicos que nunca antes en nuestra historia.
También creemos que los pacientes con enfermedades terminales deberían poder acceder a tratamientos experimentales que podrían salvarles la vida.
Los pacientes con enfermedades terminales no deberían tener que viajar de país en país buscando una cura; quiero darles la oportunidad aquí en su país. Es hora de que el Congreso dé a estos maravillosos americanos el «derecho a probar».
Una de mis primeras prioridades es la de reducir el precio de las medicinas con receta médica. En muchos otros países, estas medicinas cuestan mucho menos de lo que pagamos en Estados Unidos. Por eso he ordenado a mi administración que arregle esta injusticia de los elevados precios de los medicamentos como una de nuestras mayores prioridades. Los precios bajarán.
Estados Unidos ha pasado también página por fin a décadas de tratados comerciales injustos que sacrificaban nuestra prosperidad y se llevaban nuestras empresas, nuestros puestos de trabajo y la riqueza de nuestra nación.
La era de la rendición económica ha llegado a su fin.
De ahora en adelante, esperamos que las relaciones comerciales sean equitativas y recíprocas.
Trabajaremos para arreglar los malos tratados comerciales y negociar otros nuevos.
Y protegeremos a los trabajadores americanos y la propiedad intelectual americana mediante la firme aplicación de nuestras reglas comerciales.
Al tiempo que reconstruimos nuestras industrias, también es hora de reconstruir nuestras desmoronadas infraestructuras.
Estados Unidos es un país de constructores. Construimos el Empire State en sólo un año. ¿No es una vergüenza que ahora tome 10 años el conseguir el permiso para la construcción de una simple carretera?
Pido a ambos partidos que se unan para darnos las infraestructuras seguras, rápidas, fiables y modernas que nuestra economía necesita y que nuestro pueblo se merece.
Esta noche, exhorto al Congreso para que elabore una ley que genere al menos 1.5 billones de dólares para invertir en las nuevas infraestructuras que necesitamos.
Cada dólar federal debería ir de la mano en sociedad con las administraciones estatales y locales y, cuando proceda, recurrir a la inversión del sector privado, para solucionar de manera permanente el déficit en infraestructuras.
Cualquier ley deberá también optimizar el sistema de aprobación y concesión de licencias, reduciéndolo a un máximo de dos años, quizá incluso a solo uno.
Juntos podemos recuperar nuestro legado constructor. Construiremos nuevos relucientes caminos, puentes, carreteras, vías férreas y vías fluviales por todo nuestro territorio. Y lo haremos con corazón americano, manos americanas y coraje americano.
Queremos que cada americano conozca la dignidad que da una dura jornada de trabajo. Queremos que todos los niños estén seguros en casa por la noche. Y queremos que todos los ciudadanos estén orgullosos de esta tierra a la que amamos.
Podemos hacer que nuestros ciudadanos pasen de la asistencia social al trabajo, de la dependencia a la independencia, y de la pobreza a la prosperidad.
A medida que las rebajas fiscales crean nuevos puestos de trabajo, invirtamos en desarrollo y capacitación laboral. Abramos grandes escuelas de formación profesional para que nuestros futuros trabajadores puedan aprender un oficio y desarrollar todo su potencial. Y apoyemos a las familias trabajadoras mediante las licencias familiares pagadas.
Conforme Estados Unidos recupera su fuerza, esta oportunidad deberá extenderse a todos los ciudadanos. Por eso este año abordaremos la reforma de nuestras cárceles, para dar una segunda oportunidad a los expresidiarios que hayan cumplido su condena.
Las comunidades en dificultades, en especial las comunidades de inmigrantes, recibirán también ayuda a través de políticas migratorias centradas en lo que sea mejor para los trabajadores y las familias de Estados Unidos.
Durante décadas, las fronteras abiertas han dejado que drogas y bandas entren en masa a nuestras comunidades más vulnerables. Han dejado que millones de trabajadores con bajos salarios compitan por puestos de trabajo y sueldos con los americanos más pobres. Lo más trágico es que han causado la pérdida de muchas vidas inocentes.
Esta noche están con nosotros dos padres y dos madres: Evelyn Rodríguez, Freddy Cuevas, Elizabeth Alvarado y Robert Mickens. Sus dos hijas adolescentes –Kayla Cuevas y Nisa Mickens– eran amigas íntimas en Long Island. Pero en septiembre de 2016, en la víspera del 16º cumpleaños de Nisa, ninguna de las dos regresó a casa. Estas dos preciosas niñas fueron brutalmente asesinadas cuando caminaban juntas por su ciudad. Seis miembros de la salvaje banda MS-13 han sido acusados del asesinato de Kayla y Nisa. Muchos de estos miembros de bandas se aprovecharon de obvias lagunas legales para entrar en nuestro país como menores extranjeros no acompañados y fueron a parar al colegio de Kayla y Nisa.
Evelyn, Elizabeth, Freddy y Robert: Esta noche, todos en esta cámara, estams rezando por ustedes. Todos en Estados Unidos sufrimos con ustedes. Y 320 millones de corazones se están rompiendo por ustedes. No podemos siquiera imaginar la profundidad de su pena, pero podemos asegurar de que otras familias nunca tengan que soportar este dolor.
Esta noche, pido al Congreso que elimine por fin esas mortales lagunas legales que han permitido a los miembros de la MS-13 y a otros criminales irrumpir en nuestro país. Hemos propuesto nueva legislación que arregle nuestras leyes de inmigración y apoye a nuestros agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) y de la Patrulla Fronteriza, para que esto no pueda volver a ocurrir.
Estados Unidos es una nación compasiva. Estamos orgullosos de hacer más que cualquier otro país a la hora de ayudar a los necesitados, a los que están en dificultades, a los desfavorecidos de todo el mundo. Pero como presidente de Estados Unidos, mi mayor lealtad, mi mayor compasión y mi constante preocupación son para los niños americanos, los trabajadores americanos que pasan aprietos y las comunidades olvidadas de Estados Unidos. Quiero que nuestros jóvenes crezcan y logren cosas grandes. Quiero que nuestros pobres tengan la oportunidad de levantarse.
Por eso, esta noche, tiendo una mano abierta para colaborar con los miembros de ambos partidos –demócratas y republicanos– en la protección de nuestros ciudadanos de cualquier procedencia, color, religión y credo. Mi deber, y el sagrado deber de toda autoridad elegida en esta cámara, es defender a los americanos y proteger su seguridad, sus familias, sus comunidades, y su derecho al Sueño Americano. Porque los americanos también son soñadores.
Esta noche nos acompaña un líder que defiende a nuestro país: el agente especial de Investigaciones de Seguridad Interior Celestino Martínez, conocido como CJ. CJ sirvió 15 años en las Fuerzas Aéreas para después convertirse en agente de ICE, donde ha pasado los últimos 15 años luchando contra la violencia de las bandas y sacando de nuestras calles a peligrosos criminales. Llegó a tal punto que los jefes de la MS-13 ordenaron el asesinato de CJ. Pero él no cedió a las amenazas ni al miedo. El pasado mes de mayo dirigió una operación de busca y captura de miembros de bandas en Long Island. Su equipo arrestó a casi 400 delincuentes, entre ellos, más de 220 miembros de la MS-13.
CJ, bien hecho. Ahora, hagamos que el Congreso te mande algunos refuerzos.
En las próximas semanas, la Cámara de Representantes y el Senado comenzarán a votar un paquete de reformas de las leyes de inmigración.
En los últimos meses, mi gobierno se ha reunido extensamente con demócratas y republicanos para elaborar una reforma de las leyes de inmigración en la que participen ambos partidos. Basándonos en estos debates, presentamos al Congreso una propuesta detallada que ambos partidos deberían apoyar, por tratarse de un acuerdo justo, un acuerdo en el que nadie saca todo lo que quiere, pero en el que nuestro país consigue las reformas fundamentales que necesita.
Éstos son los cuatro pilares de nuestro plan:
El primer pilar de nuestro marco generosamente ofrece un camino a la ciudadanía para 1.8 millones de inmigrantes ilegales traídos aquí por sus padres cuando eran muy jóvenes; eso abarca a casi el triple de personas que el anterior gobierno ofrecía. Con nuestro plan, los que cumplan los requisitos de educación y trabajo y muestren buen carácter moral, podrán convertirse en ciudadanos americanos de pleno derecho.
El segundo pilar asegura por completo la frontera. Eso significa construir un muro en la frontera sur, y significa contratar a más héroes como CJ para mantener la seguridad de nuestras comunidades. Lo más crucial es que nuestro plan elimina las lagunas legales de las que se aprovechan criminales y terroristas para entrar a nuestro país y pone fin a la peligrosa práctica de «apresar y soltar».
El tercer pilar pone fin a la lotería de visas, un programa que entrega aleatoriamente tarjetas verdes sin tener en cuenta las aptitudes, el mérito o la seguridad de nuestra gente. Es hora de empezar a establecer un sistema de inmigración basado en el mérito, que admita a personas preparadas, dispuestas a trabajar, que hagan una aportación a nuestra sociedad, y que amen y respeten nuestro país.
El cuarto y último pilar protege la familia nuclear poniendo fin a la inmigración en cadena. Con el actual sistema roto, un solo inmigrante puede traer una cantidad ilimitada de parientes lejanos. En nuestro plan, nos centramos en la familia inmediata, al limitar los patrocinios a cónyuges e hijos menores de edad. Esta vital reforma no sólo es necesaria para nuestra economía sino también para nuestra seguridad y nuestro futuro.
En las últimas semanas, la lotería de visas y la inmigración en cadena han posibilitado dos atentados terroristas en Nueva York. En la era del terrorismo, estos programas plantean riesgos que ya no podemos permitirnos.
Es hora de reformar estas desfasadas normas migratorias y que por fin nuestro sistema de inmigración entre al siglo XXI.
Estos cuatro pilares representan un acuerdo intermedio, que creará un sistema de inmigración seguro, moderno y legal.
Washington lleva más de 30 años intentando resolver este problema sin lograrlo. Este Congreso puede ser el que por fin lo haga realidad.
Lo más importante es que estos cuatro pilares producirán legislación que cumpla mi inquebrantable promesa de solo firmar una ley que ponga primero a Estados Unidos. De modo que unámonos, dejemos a un lado las ideologías políticas y cumplamos por fin con nuestra tarea.
Estas reformas apoyarán también nuestra respuesta a la terrible crisis de la adicción a opioides y drogas.
En 2016, perdimos a 64,000 americanos por sobredosis: 174 muertes diarias. Siete cada hora. Debemos ser mucho más firmes con los narcotraficantes y los pequeños vendedores si queremos frenar esta plaga.
Mi gobierno está comprometido a luchar contra la epidemia de las drogas y a ayudar a que reciban tratamiento los que lo necesitan. La lucha será larga y difícil, pero, como siempre hacemos los americanos, triunfaremos.
Como hemos visto esta noche, los retos más difíciles hacen que Estados Unidos dé lo mejor de sí.
La historia de la familia Holets, de Nuevo México, refleja vívidamente esta verdad. Ryan Holets tiene 27 años y es agente del Departamento de Policía de Albuquerque. Está aquí esta noche con su esposa, Rebecca. El año pasado, Ryan estaba de servicio cuando vio a una mujer sin hogar embarazada y preparándose para inyectarse heroína. Cuando Ryan le dijo que eso le haría daño a su bebé, ella rompió a llorar. Le dijo que no sabía a quién acudir, pero que necesitaba desesperadamente un hogar seguro para su bebé.
Ryan dice que en aquel momento sintió cómo Dios le hablaba: «Lo harás, porque puedes». Sacó una foto de su esposa y de sus cuatro hijos. Luego, volvió a casa para decírselo a su esposa, Rebecca. Inmediatamente ella aceptó adoptarla. Los Holets escogieron el nombre Esperanza (Hope) para su nueva hija.
Ryan y Rebecca:
Ustedes simbolizan la bondad de nuestra nación. Gracias y felicitaciones.
A medida que reconstruimos la fuerza y la confianza de Estados Unidos en casa, también estamos restaurando nuestra fuerza y posición en el extranjero.
En todo el mundo nos enfrentamos a regímenes díscolos, a grupos terroristas y a rivales como China y Rusia que desafían nuestros intereses, nuestra economía y nuestros valores. Sabemos que a la hora de hacerle frente a estos peligros, la debilidad es el camino más seguro al conflicto y una fuerza sin igual es el medio más seguro para nuestra defensa.
Por esta razón, le pido al Congreso que ponga fin al peligroso embargo de fondos en defensa y que financie en su totalidad a nuestro gran ejército.
Como parte de nuestra defensa, debemos modernizar y reconstruir nuestro arsenal nuclear, que esperemos nunca tengamos que utilizar, pero que deberá ser tan sólido y poderoso que disuada cualquier acto de agresión. Quizá algún día en el futuro haya un momento mágico en el que los países del mundo se pongan de acuerdo para eliminar sus armas nucleares. Desafortunadamente todavía no hemos llegado a ese punto.
El año pasado, también prometí que trabajaríamos con nuestros aliados para borrar al Estado Islámico de la faz de la Tierra. Un año después, estoy orgulloso de informar que la coalición para derrotar al Estado Islámico ha liberado casi el 100% del territorio que antes ocupaban esos asesinos en Irak y en Siria. Pero queda mucho por hacer. Seguiremos con nuestra lucha hasta que el Estado Islámico sea vencido.
El sargento del Ejército Justin Peck está aquí esta noche. Cerca de Raqa, el pasado mes de noviembre, Justin y su compañero, el suboficial de la Marina Kenton Stacy, estaban en una misión para despejar los edificios en los que el EI había plantado explosivos y lograr así que la población civil pudiera regresar a la ciudad.
Mientras despejaba el segundo piso de un importante hospital, Kenton Stacy resultó gravemente herido por una explosión. Justin entró inmediatamente al edificio aún lleno de trampas explosivas y encontró muy mal a Kenton. Le aplicó presión a la herida y le insertó un tubo para volver a abrir una vía respiratoria. Luego le practicó RCP durante 20 minutos seguidos durante el transporte terrestre y mantuvo la respiración artificial a lo largo de las 2 horas de cirugía de emergencia.
Kenton Stacy estaría muerto de no ser por la abnegada entrega de Justin por un compañero de guerra. Esta noche, Kenton se recupera en Texas. Raqa ha sido liberada. Y Justin luce su nueva Estrella de Bronce con la «V» de «Valor». Sargento Peck: Todo Estados Unidos te saluda.
Los terroristas que hacen cosas como poner bombas en hospitales civiles son malvados. Cuando es posible, los aniquilamos. Cuando es necesario, debemos ser capaces de detenerlos e interrogarlos. Pero debemos ser claros: los terroristas no son simplemente criminales. Son combatientes enemigos ilegales. Y cuando los capturamos en el extranjero, deberían ser tratados como los terroristas que son.
En el pasado, tontamente hemos liberado a centenares de terroristas peligrosos, sólo para reencontrarlos en el campo de batalla, incluyendo al líder del Estado Islámico, al-Bagdadi.
Por eso, hoy estoy cumpliendo otra promesa. Acabo de firmar una orden dando instrucciones al Secretario Mattis para que revise nuestra política militar de detenciones y se mantengan abiertas nuestras instalaciones de detención en la Bahía de Guantánamo.
También voy a pedirle al Congreso que se asegure de que, en la lucha contra el EI y al-Qaeda, sigamos teniendo todo el poder necesario para detener a los terroristas allí donde demos con ellos.
Nuestros guerreros en Afganistán también tienen nuevas reglas de enfrentamiento. Junto a sus heroicos socios afganos, nuestro ejército ya no se verá perjudicado por calendarios artificiales y ya no les contamos nuestros planes a nuestros enemigos.
El mes pasado también adopté una medida apoyada unánimemente por el Senado sólo unos meses antes: Reconocí a Jerusalén como la capital de Israel.
Poco después, docenas de países votaron en la Asamblea General de Naciones Unidas contra el derecho soberano de Estados Unidos de hacer este reconocimiento. Los contribuyentes americanos envían a esos mismos países miles de millones de dólares en ayudas anualmente.
Ésa es la razón por la que esta noche le pido al Congreso que apruebe legislación que ayude a garantizar que los dólares de la ayuda exterior americana siempre sirvan a los intereses americanos y que sólo se destinen a los amigos de Estados Unidos.
A medida que reforzamos los lazos de amistad en todo el mundo, también estamos restaurando la claridad sobre nuestros adversarios.
Cuando los ciudadanos de Irán se levantaron contra los crímenes de su corrupta dictadura, no me quedé callado. Estados Unidos apoya al pueblo iraní en su valiente lucha por la libertad.
Voy a pedirle al Congreso que aborde los fallos fundamentales del terrible acuerdo nuclear con Irán.
Mi administración también ha impuesto duras sanciones contra las dictaduras comunistas y socialistas en Cuba y en Venezuela.
Pero ningún régimen ha oprimido a sus ciudadanos con más fuerza y brutalidad que la cruel dictadura de Corea del Norte.
La insensata carrera de Corea del Norte por conseguir misiles nucleares podría ser muy pronto una amenaza para nuestro territorio nacional.
Estamos haciendo una campaña de máxima presión para impedir que eso suceda.
Las experiencias del pasado nos han enseñado que la complacencia y las concesiones sólo invitan a la agresión y a la provocación. No repetiré los errores de previas administraciones que nos han llevado hasta esta peligrosa situación.
Sólo basta con ver el depravado carácter del régimen norcoreano para entender la naturaleza de la amenaza nuclear que podría representar para Estados Unidos y nuestros aliados.
Otto Warmbier era un diligente estudiante de la Universidad de Virginia. De camino a estudiar en el extranjero, en Asia, Otto hizo un tour por Corea del Norte. Al finalizarlo, este maravilloso joven fue arrestado y acusado de crímenes contra el Estado. Después de un vergonzoso juicio, la dictadura condenó a Otto a 15 años de trabajo forzado, antes de devolverlo a Estados Unidos el pasado mes de junio, horriblemente herido y al borde de la muerte. Falleció sólo días después de su regreso.
Los padres de Otto, Fred y Cindy Warmbier, están aquí con nosotros esta noche, junto con el hermano y la hermana de Otto, Austin y Greta. Ustedes son elocuentes testigos de una amenaza que pone en peligro a nuestro mundo y su fortaleza nos inspira a todos. Esta noche, prometemos honrar la memoria de Otto con determinación americana.
Por último, nos acompaña un testigo más de la amenazante naturaleza de este régimen. Su nombre es Ji Seong-ho.
En 1996, Seong-ho era un niño hambriento en Corea del Norte. Un día, intentó robar carbón de un vagón de ferrocarril para intercambiarlo por algo de comida. En el ínterin, se desmayó en las vías del tren, agotado por el hambre. Se despertó cuando un tren le pasó por encima de sus extremidades. Posteriormente, sufrió múltiples amputaciones sin nada que le aliviara el dolor. Su hermano y su hermana le dieron la poca comida que tenían para que se recuperara y ellos tuvieron que comer tierra, lo que atrofió permanentemente su propio desarrollo. Después fue torturado por las autoridades norcoreanas después de regresar de una corta visita a China. Sus torturadores querían saber si se había visto con algún cristiano. Sí lo había hecho y decidió ser libre.
Seong-ho recorrió miles de kilómetros con sus muletas cruzando China y el sudeste de Asia hasta la libertad. La mayor parte de su familia le siguió. A su padre lo descubrieron cuando intentaba escapar y lo torturaron hasta matarlo.
En la actualidad, Seong-ho vive en Seúl, donde se dedica a rescatar a otros desertores y radiodifunde en Corea del Norte lo que más teme el régimen: La verdad.
Ahora tiene una pierna nueva. Pero, Seong-ho, creo que sigues teniendo esas muletas como recordatorio de lo lejos que has llegado. Tu gran sacrificio es una inspiración para todos nosotros.
La historia de Seong-ho es un testimonio del anhelo de toda alma humana de vivir en libertad.
Es el mismo anhelo de libertad que hace casi 250 años vio nacer un lugar especial llamado Estados Unidos. Era un pequeño grupo de colonias entre un gran océano y un vasto territorio salvaje. Pero era el hogar de un pueblo increíble con una idea revolucionaria: que se podía autogobernar; que podía trazar su propio destino. Y que, juntos, podían iluminar al mundo.
Eso es lo que siempre ha sido nuestro país. Eso es lo que los americanos siempre han representado, por lo que siempre se han esforzado y lo que siempre han hecho.
En lo alto de la cúpula del Capitolio se encuentra la Estatua a la Libertad. Se yergue alta y digna entre los monumentos a nuestros antepasados que lucharon, vivieron y murieron para protegerla.
Monumentos a Washington y a Jefferson, a Lincoln y a King.
Monumentos conmemorativos para los héroes de Yorktown y Saratoga, de los jóvenes americanos que derramaron su sangre en las costas de Normandía y allende los campos. Y otros, que cayeron en las aguas del Pacífico y en los cielos de Asia.
Y la libertad se yergue sobre un monumento más: Éste. Este Capitolio. Este monumento viviente al pueblo americano.
Un pueblo cuyos héroes no solo viven en el pasado, sino que están a nuestro alrededor, defendiendo la esperanza, el orgullo y el estilo de vida americano.
Trabajan en todos los oficios. Se sacrifican para sacar adelante a una familia. Cuidan de nuestros hijos en casa. Defienden nuestra bandera en el extranjero. Son madres fuertes y niños valientes. Son bomberos, agentes de policía, guardias de fronteras, médicos y marines.
Pero ante todo, son americanos. Y este Capitolio, esta ciudad y esta nación les pertenecen.
Nuestra tarea es respetarlos, escucharlos, servirlos, protegerlos y ser siempre dignos de ellos.
Los americanos llenan el mundo con arte y música. Amplían los confines de la ciencia y del descubrimiento. Y siempre nos recuerdan lo que nunca deberíamos olvidar: El pueblo soñó con este país, el pueblo construyó este país. Y es el pueblo el que va a hacer que Estados Unidos sea grande otra vez.
En tanto que nos sintamos orgullosos de quiénes somos y por lo que luchamos, no hay nada que no podamos lograr.
Mientras tengamos confianza en nuestros valores, fe en nuestros ciudadanos y confiemos en nuestro Dios, no fracasaremos.
Nuestras familias saldrán adelante.
Nuestro pueblo prosperará.
Y nuestra nación siempre será segura, fuerte, orgullosa, poderosa y libre.
Gracias, y que Dios bendiga a Estados Unidos.
© Traducido por Libertad.org