Para muchos obsesionados con la política, las próximas elecciones legislativas de mitad de mandato se ven como una lucha entre el bien y el mal, que servirán para determinar el destino de la nación. Según la narrativa de los verdaderos creyentes y la mayor parte de la cobertura mediática, se trata de una lucha entre aquellos que están convencidos de que el presidente Donald Trump puede hacer grande a Estados Unidos y aquellos que sueñan con un futuro socialista.
Sin embargo, el 54% de los americanos no encaja en esa narrativa. Sólo el 27% desaprueba enérgicamente la labor del presidente y cree que todo habría sido mejor si Hillary Clinton hubiera sido elegida. Por otro lado, el 19% aprueba firmemente la labor del presidente y cree que las cosas serían peores si Hillary Clinton viviera hoy en la Casa Blanca. El resto tiene una mezcla de diversos puntos de vista.
Esta ventaja de 8 puntos entre los comprometidos con ir a votar es la razón por la que se espera que los demócratas obtengan buenos resultados en estas elecciones legislativas de noviembre. En la Cámara de Representantes, los resultados posibles van desde demócratas que se quedan cortos para ganar el control de la Cámara hasta una gran ola demócrata que ganaría una significativa mayoría.
El resultado final lo podría determinar un grupo de votantes que ningún equipo político siquiera llega a entender. En lugar de ver las elecciones de 2016 como un evento decisivo que cambió la dirección del país, el 26% de los votantes registrados no cree que la vida en Estados Unidos habría sido muy diferente si Clinton hubiera ganado. Con las elecciones a punto de celebrarse en sólo un par de meses, la mayoría de esos votantes no piensa ir a votar por ninguno de los partidos.
Al igual que la mayoría de los americanos, estos votantes abrumadoramente reconocen que Steve Jobs y Bill Gates han tenido un impacto mayor en el mundo que los presidentes de Estados Unidos. Tal vez su ambivalencia sobre quién es presidente simplemente refleja confianza en la creencia de que la cultura y la tecnología lideran, mientras que los políticos van a remolque.
O tal vez es sólo falta de fe en el proceso político. Sólo alrededor del 11% de ellos confía en que el gobierno federal hace lo correcto la mayor parte del tiempo. El 72% cree que las agencias gubernamentales usan su poder para influir en las elecciones.
Otra posibilidad proviene del hecho de que el 61% de estos votantes son ideológicamente moderados. Puede que los ahuyente la estridencia de los activistas en ambos partidos.
Estos votantes no son hinchas del presidente; sólo el 29% aprueba la labor del presidente y sólo el 19% cree que es un buen ejemplo a seguir. Pero el 45% cree que al menos es tan ético como la mayoría de los políticos.
Las principales preocupaciones de estos votantes giran en torno a temas económicos (32%), atención médica (22%), problemas sociales (18%) y temas de seguridad (10%). Pero sea cual fuere su principal preocupación, el 53% cree que ninguno de los dos partidos puede darle solución. Y no están conectando su preocupación con el proceso político. El 73% habla de política con familiares y amigos menos de una vez a la semana.
Gran parte de la discordia en el actual proceso político se debe a la incapacidad de los políticamente obsesionados de comprender a la mayoría de los americanos que no se ajusta a la dominante narrativa política. A menudo, parece como si los políticamente entendidos ni siquiera quisieran entender al resto del país.
En la web ScottRasmussen.com, creemos que esta desconexión constituye un serio problema y nos comprometemos a mejorar el diálogo público mediante el análisis de datos. Con nuestros socios de HarrisX, seguiremos con investigación y análisis que se centren particularmente en aquellos con una visión más matizada del ambiente político del siglo XXI. Los resultados a menudo desconcertarán a aquellos que viven y respiran política, pero serán valiosos para todos los que estén sinceramente interesados en reconectar nuestro mundo político con la nación a la que supuestamente debe servir.
Nota: Los datos en este artículo provienen de 15 encuestas separadas de 1,000 votantes registrados. Cada encuesta se hizo entre el 6 de agosto y el 24 de agosto por HarrisX, una compañía de investigación que se especializa en encuestas en línea y analiza opiniones de americanos sobre tecnología, sociedad, economía y política pública.
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