En Latinoamérica el populismo parece que nunca acaba y siempre vuelve a resurgir. De nada ha servido la ruina de Venezuela, sobre todo después de observar las últimas encuestas de intención de voto sobre las elecciones presidenciales de México y Colombia. En ambos países, la opción populista parece ir ganando enteros según pasan las semanas y se acerca el momento de la votación. En México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) obtendría el 43,4% de los votos, seguido de Ricardo Anaya con el 28% y de José Antonio Meade con el 22%. López Obrador tiene un 85% de posibilidades de convertirse en el nuevo presidente de México.
México: ¿Quién es López Obrador y qué propone?
Obrador es el candidato de la coalición de izquierdas Juntos Haremos Historia. A sus 64 años, éste es su tercer intento de convertirse en presidente de México, quizá por ello sea una de las personalidades políticas más polémicas de los últimos 20 años. Del año 2000 al 2005 fue jefe de Gobierno de Ciudad de México, por lo que no es un candidato sin bagaje o carente de experiencia, es más bien un político ante su última oportunidad para conseguir el objetivo presidencial.
Sobre sus ideas, el discurso principal se basa en la lucha contra la corrupción y en la oda a la honestidad. Ahondando en su programa, se encuentra una propuesta para «rescatar el campo», a través de la cual el Gobierno sería el encargado de fijar los precios de los productos agrícolas para conseguir «la soberanía alimentaria».
López Obrador también promete acabar con la caída de la producción petrolera reformando seis refinerías y construyendo dos más. El aspirante a la presidencia propone también dar una beca mensual a 300.000 universitarios y contratar en empresas públicas a 2.200.000 jóvenes que ni estudien, ni trabajen. Promueve la «educación gratuita en todos los niveles» y aumentar el número de pensiones a jubilados y discapacitados. Y todo esto lo hará sin subir impuestos porque, según dice, «con lo recaudado por la lucha contra la corrupción lo harán posible».
La tendencia de voto hacia López Obrador no deja de crecer en México. Desde el pasado 31 de marzo, cada nueva encuesta publicada por los medios nacionales e internacionales refuerzan la posibilidad de convertir al líder de Juntos Haremos Historia en el próximo presidente mexicano.
Colombia: La amenaza de Gustavo Petro
En Colombia las encuestas no se muestran tan claras. Por el momento ,Iván Duque, del Centro Democrático, y Gustavo Petro, de Colombia Humana, serían los dos aspirantes que se jugarían el puesto en la segunda vuelta electoral. Duque está canalizando los votos de todos aquellos contrarios a la negociación de paz llevada a cabo con las FARC -—que tendrán 10 escaños en la Cámara sin presentarse a las elecciones—, mientras que Petro es el candidato apoyado por los exguerrilleros.
A sus 57 años de edad, Petro ha tenido una vida muy activa en la vida política colombiana. Durante tres años formó parte del M-19, un grupo de la guerrilla que en 1985 tomó el Palacio de Justicia de Colombia. En esos años, el ahora candidato fue condenado a cuatro años de cárcel por portar armas de manera ilegal. Tras salir de la guerrilla, fue representante en la Cámara por Bogotá, senador de la República y alcalde de Bogotá entre 2012 y 2015.
Como en el caso de López Obrador, el candidato de Colombia Humana no es un político sin experiencia. Una de las propuestas que más ha dado que hablar es la referente a la expropiación de los latifundios. Durante la campaña, Petro ha dado dos versiones: por un lado, asegura que «comprará a los propietarios los latifundios improductivos», y, por otro, rectificó y dijo que subiría los impuestos a aquellos que tengan tierras improductivas.
Apuesta por abandonar los modelos económicos basados en la extracción de petróleo y focalizar la actividad empresarial en la agricultura. Además, quiere fortalecer el peso de lo público para «luchar contra la corrupción y el cambio climático». Entre otras cosas, Petro cree que podrá sacar de la pobreza al «más del 50% de los colombianos que se encuentran en esta situación» y promueve hacer gratuita la educación universitaria para todos.
Básicamente, todas sus propuestas van encaminadas hacia la transformación del modelo económico, la redistribución de la tierra y la mejora de las condiciones laborales para aumentar el nivel de vida. Gustavo Petro está siendo especialmente criticado por sus semejanzas con Hugo Chávez, en los mensajes y en las propuestas.