Los economistas clásicos como Smith, Hume y Ricardo consideraban que el valor de un bien estaba determinado por el trabajo que se había puesto en él. Es decir, si producir un kilo de naranjas requería dos horas de trabajo, el kilo de naranjas podría ser intercambiado por otros bienes que requirieron en su producción dos horas de trabajo. Por supuesto, si yo cabo un pozo durante una hora y luego durante otra hora lo tapo con la misma tierra que previamente saqué, he trabajado dos horas, pero mi trabajo no ha generado ningún valor y no puedo pretender intercambiar este trabajo por el kilo de naranjas.
La teoría clásica del valor al poner énfasis en la cantidad de trabajo necesario para producir un bien era incapaz de explicar hechos reales como por ejemplo que el agua que es tan vital para el ser humano no cueste nada y que los diamantes, que no cumplen ninguna función vital, sean tan caros. Karl Marx, siguiendo los postulados clásicos, teoriza que si la fuerza de trabajo es la que genera valor, entonces el capitalista roba parte de la producción de los trabajadores. Los seguidores de este sinsentido han causado los mayores desastres humanitarios y económicos en la historia de la humanidad. Donde el marxismo ha sido probado, invariablemente ha generado tiranía, empobrecimiento y violencia.
Carl Menger (1840 – 1921) identificó correctamente que el valor es algo exógeno al bien mismo y que depende de las preferencias de las personas. Además identificó que el valor no es estático, ni estable, sino que varía para cada persona en el tiempo. Por ejemplo, si me como una barra de chocolates, me produce 5 unidades de felicidad (unidad hipotética), pero si me como una segunda barra, ya no me hará tan feliz como la primera. Una tercera barra me quitará felicidad. Comer tres barras de chocolate absolutamente similares entre sí produce diferentes niveles de satisfacción en la misma persona. En términos económicos a esto se denomina utilidad marginal decreciente y es uno de los mayores aportes en la historia de la economía. Pero éste no es su único aporte. El valor de Menger radica en un método que mejoró y clarificó significativamente los avances logrados por los clásicos, en aportes que siguen siendo parte de la ortodoxia económica y una corriente, la Escuela Austriaca de Economía con economistas notables como Eugen von Böhm-Bawerk, Friedrich von Wieser, Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek y Jesús Huerta de Soto.