La gentrificación se conoce como el proceso de transformación que vive un barrio deteriorado o en declive y que, poco a poco, va mejorando su nivel de vida. Esto implica, según la definición del término, que el precio de los alquileres aumente y que algunos de los residentes tradicionales del barrio terminen abandonándolo. Sin embargo, los economistas David Reed y Quentin Brummet han publicado un nuevo estudio en el que señalan los efectos positivos de este fenómeno.
El análisis se ha centrado en la zona metropolitana que abarca 7th Street y Florida Avenue en Washington DC, que es la que más se ha gentrificado en Estados Unidos. La mejor prueba de ello es que una casa de tres dormitorios costaba 345,000 dólares en 2004 y ahora esa misma vivienda se vende por 835,116 dólares. Pero no solo han estudiado esta zona, también han recabado datos de otras 100 áreas metropolitanas.
El primer beneficio que han encontrado es que en los barrios que más han notado la gentrificación el número de graduados universitarios se ha disparado un 37% en el periodo 2010-2014 respecto al año 2000. Además, el estudio revela que los residentes tradicionales con vivienda en propiedad no observan nada negativo en este proceso, sino un aumento del valor de sus viviendas. También destacan que la tasa de emigración de los barrios es mayor entre los que menos formación académica tienen y menos recursos económicos, pero tampoco es demasiado alta como para ser alarmante.
El estudio destaca que los efectos positivos de la gentrificación los notan en mayor medida los hijos de los residentes originales. La pobreza se ha reducido en estos barrios un 7% y los niños que se quedan acceden a mejores escuelas que después les permiten tener un mejor empleo. Además, el economista Raj Chetty ha demostrado que las características del vecindario afectan de manera directa a la tasa de encarcelamiento y al nivel de ingresos.