El triunfo de la selección de Estados Unidos en el último mundial femenino de fútbol abrió las puertas a un intenso debate copado de ideología feminista. La retórica de las campeonas fue simple y reiterativa: a pesar de sus éxitos, la federación de fútbol no les había otorgado una compensación equivalente a la recibida por los hombres.
Sin embargo, el presidente de la Federación de fútbol de Estados Unidos, Carlos Cordeiro, acaba de salir al paso de estos comentarios y ha optado por la publicación de una serie de documentos oficiales que acreditan la ventaja retributiva que disfruta la selección femenina en comparación con la masculina.
Cordeiro explica que, entre 2010 y 2018, la federación repartió 34.1 millones de dólares entre las jugadoras de la selección femenina, mientras que los hombres se embolsaron 26.4 millones de dólares durante el mismo periodo. Por tanto, la masa salarial correspondiente a las futbolistas del país supera holgadamente el monto total aportado a los integrantes de la selección masculina.
Según la Federación, el equipo femenino generó 101.3 millones de dólares en los 238 partidos disputados de 2009 a 2019, mientras que el equipo masculino facturó un total de 185.7 millones durante un total de 191 partidos. Habría, por tanto, razones de peso para que la selección masculina ganase más dinero, puesto que sus ingresos rondan los $970,000 por encuentro disputado, mientras que el combinado femenino se queda en $425,000.
Además de respaldar estos datos con distintos documentos, Cordeiro ha enviado a los medios una carta abierta en la que recuerda a quienes piden una subida salarial para la selección femenina que la mejor forma de asegurar dicho aumento es seguir de cerca los partidos del combinado: «Cuantas más entradas se vendan o más audiencia tengan estos partidos, más ingresos recibirán las futbolistas. Es la única forma de lograr una igualdad real y sostenible».