No hay duda de que el presidente Obama ha cementado su legado en la historia de nuestro país como el primer presidente negro, logrando así romper una barrera que muchos dudamos que caería, pero que nos alegra que haya caído. Sin embargo, a pocos días del fin de su mandato, es importante realizar un análisis del legado que nos deja su presidencia en el campo de las relaciones internacionales – un legado que a mí parecer nefasto para Estados Unidos y el mundo.
Como lo ha dicho repetidamente en sus últimas entrevistas, Obama acaba su mandato creyendo que mejoró la posición americana en la esfera internacional. Según su opinión, él entró a la Casa Blanca con la misión de mejorar la imagen de Estados Unidos ante los ojos del mundo. Pero lo que le deja a la administración entrante es un legado de inacción, grandes consecuencias y tensas relaciones con aliados naturales por deliberadas decisiones de su administración.
Quizás no exista algo más sorprendente que la forma cómo trató a los aliados de Estados Unidos, especialmente al Reino Unido y a Israel. Podemos recordar en 2009 la forma en que su administración pidió el retiro inmediato de la Casa Blanca del busto de Winston Churchill. Recordemos que Churchill, además de su papel histórico en la libertad de Occidente, es el único extranjero que ostenta la nacionalidad americana honorífica. A ese feo diplomático obamita, hay que agregar las veces que la administración no apoyó al Reino Unido y que llamó a Francia el mejor amigo de Estados Unidos entre otras lindezas que hirieron tan valiosa alianza.
El caso de Israel continúa siendo el más peor de todos, siendo la gota que colmó el vaso la abstención de Estados Unidos en una importante resolución de Naciones Unidas como corolario de las heladas relaciones con el gobierno del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Según un informe del Senado de Estados Unidos, el Departamento de Estado dio $350,000 a un grupo político en Israel para que organizara una campaña que se usó en contra de la reelección de Netanyahu – pero de nulo éxito porque Netanyahu fue reeligido.
Estos problemas con aliados se suman la acción e inacción en diferentes crisis de las que Estados Unidos ha sido parte. Dos acciones son de particular importancia: Libia e Irak. La fracasada intervención en Libia para sacar a Gadafi del poder ha resultado en un país donde no existe solución política y ha espoleado el crecimiento de grupos terroristas. A ello se le suma la decisión de retirar las tropas de Irak que permitió la creación del Estado Islámico (EI) dentro de IraK, un país que sigue tratando de encontrar la estabilidad después del fin del régimen de Sadam Husein.
En el área de la inacción, la crisis en Siria refleja el total fracaso de la política de Obama con su famosa “línea roja” que se cruzó hace tiempo y convirtió al presidente en el hazmerreír mundial. Pienso que Siria será la pieza que definirá su presidencia a ojos del mundo donde la influencia de Estados Unidos ha ido disminuyendo. Estados Unidos se ha quedado en la periferia mientras Rusia y Turquía lograron un cese al fuego y son los que diplomáticamente tienen la fuerza para resolver la crisis en Siria.
La desastrosa visión de Barack Obama en las relaciones internacionales también nos ha dado el resurgimiento de una Rusia más asertiva, el fracaso del pivote hacia Asia, China en expansión sin nadie que le sople, además de empoderar a los regímenes de Irán y Cuba. Que el presidente Obama vaya por ahí diciendo que Estados Unidos está más fuerte que hace 8 años no se lo cree nadie y choca contra la realidad internacional en donde Estados Unidos ha perdido la herramienta diplomática de la disuasión para lograr los objetivos que defiendan sus intereses nacionales.
El viernes 20 de enero se abre una nueva etapa en la historia de Estados Unidos con la presidencia de Donald Trump, quien ha ofrecido una visión distinta a la de Obama con su Make America Great Again y que busca recuperar el poderío de Estados Unidos, no sólo en casa sino también a nivel internacional. A todo esto, Trump ha pedido al Reino Unido que le regresen el busto de Churchill a la Casa Blanca.
Quedamos expectantes.