Aunque los demócratas claman por la destitución del presidente Donald Trump, los expertos legales dudan de que la conversación de Trump con el exdirector del FBI James Comey sobre su exasesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, sea un caso fácil de obstrucción a la justicia.
El New York Times informó el martes de un supuesto memorándum que Comey escribió en febrero sobre la conversación sostenida con Trump en la que el presidente supuestamente le dijo: “Espero que puedas dejar de lado [la investigación]… [Flynn] es un buen tipo. Espero que puedas dejarla de lado”.
Ron Hosko, exdirector adjunto del FBI de la División de Investigaciones Criminales, afirma que: «Cualquier abogado defensor podría argumentar que el presidente estaba aireando sus deseos en voz alta. Aquí no hay ningún asesinato de testigos, ni destrucción de pruebas».
Trump despidió a Flynn después de seis semanas en el cargo tras concluir que el asesor había engañado al vicepresidente Mike Pence sobre el contenido de sus contactos con funcionarios rusos antes de la inauguración presidencial del 20 de enero.
El Departamento de Justicia nombró el miércoles a otro exdirector del FBI, Robert Mueller, como fiscal especial para investigar la injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016. El FBI también está investigando los contactos de Flynn con Rusia.
Varios demócratas de la Cámara de Representantes están usando el supuesto memorándum de Comey sobre lo que Trump le dijo para exigir la destitución del presidente — un escenario muy improbable dadas las mayorías republicanas en la Cámara y el Senado. Incluso si hubiera una mayoría en la Cámara para aprobar los artículos de destitución contra Trump, dos tercios del Senado tendría que votar a favor de la destitución después de un juicio.
Esto sería políticamente difícil, según el historiador presidencial Larry Schweikart, excatedrático de Historia de la Universidad de Dayton. Sólo dos presidentes, Andrew Johnson y Bill Clinton, han sido acusados por la Cámara y ambos sobrevivieron al juicio en el Senado y permanecieron en el cargo hasta el final.
«Andrew Johnson, por ejemplo, fue acusado porque era tan impopular en Washington como Trump, pero Johnson deliberadamente y descaradamente hizo todo lo posible por violar una ley para provocar la destitución como caso de prueba», afirma Schweikart.
El académico hace hincapié en que Johnson había sido el vicepresidente de Abraham Lincoln, asumiendo el cargo sólo tras el asesinato de Lincoln, y «era un demócrata en una administración republicana que lo odiaba».
Si la economía muestra signos de mejora, agregó Schweikart, significaría que incluso si los demócratas ganasen la mayoría en la Cámara de Representantes en 2018, la destitución sería políticamente difícil.
En el caso de Bill Clinton, «el Partido Republicano realmente se opuso a Clinton, mientras que su propio partido lo apoyaba rabiosamente. Pero una similitud con Trump es que la economía estaba en auge», afirma Schweikart. «La economía de Trump no está todavía a ese nivel, pero es muy, muy difícil acometer una destitución contra un presidente que tiene una economía en auge. Watergate no puso a la opinión pública contra Nixon hasta que la economía se desplomó. Si Nixon hubiese tenido la economía de Clinton, probablemente habría sobrevivido».
Schweikart dice que quizá 20 republicanos de la Cámara son parte de la “ciénaga de Washington” y que podrían estar dispuestos a unirse a los demócratas para acusar a Trump, pero duda de que estén dispuestos a arriesgarse políticamente. Además, según Matthew Whitaker, ex fiscal federal de Iowa, “obstrucción a la justicia es un crimen altamente técnico y exige que se prueben importantes elementos [para poder denominarlo así]».
Los demócratas probablemente saben que lo que tienen en sus manos no es un caso viable de obstrucción a la justicia, afirma Jordan Sekulow, director ejecutivo del Centro Americano de Derecho y Justicia. Incluso si la historia del New York Times fuese totalmente cierta, «en palabras del mismísimo James Comey: Ningún fiscal llevaría este caso a los tribunales».
Y añadió:
La obstrucción a la justicia es un término cargado de implicaciones. Es político, con la intención de crear un escenario de destitución….Sólo se trata de una guerra política. Pero fue suficiente para que los medios de comunicación de Washington se pusieran a conjeturar….
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