Con su sorpresiva decisión de vengar la muerte de pequeños inocentes en Siria, que es un cambio de 180 grados, el presidente Donald Trump hizo su entrada en el acelerador de partículas que es el tema de la política exterior.
El aluvión de urgencias –falta de humanidad, armas químicas, guerra civil siria, misiles norcoreanos, buques de guerra rusos, camiones bomba, Estado Islámico– ha llevado a Trump a centrarse en el arte de gobernar de forma tal que ha impresionado hasta a sus detractores. Esto nos recuerda el discurso de Trump ante el Congreso en febrero donde se le vio crecer notablemente en su papel presidencial.
El tomar medidas decisivas en Siria es en realidad en el interés nacional de Estados Unidos; no es sólo una comprensible respuesta humana a una atrocidad humana. ¿Cómo es esto en el interés nacional? El uso de armas químicas no se puede tolerar ni un poquito. No hay excusas que valgan. Cualquier sombra de aceptabilidad se convertiría rápidamente en una nube negra sobre un mundo ya intimidado por la sospecha y el miedo. Nuestro interés nacional depende de un mundo abierto a sí mismo y al futuro.
¿De qué otra manera es esto en el interés nacional de Estados Unidos? Bueno, también restablece la credibilidad de Estados Unidos en el exterior. Para amigos y enemigos por igual, el bombardeo establece la Estrella Polar de referencia para la política exterior de la Casa Blanca – una labor aún en fase de desarrollo. Y ciertamente, este punto de referencia no es una línea, ni roja ni nada. Esto significa que se acabó el “liderar desde atrás”.
De gigantes militares a lobos solitarios, la presente gama de actores ha crecido por los cuatro costados. Y con su acceso en tiempo real a los asuntos mundiales, cualquier cosa les sirve de arma contra nosotros, ya sea información, productos químicos, deuda nacional, datos en línea o camiones de reparto.
Con su acción en Siria, Trump optó por usar el liderazgo como arma. Y mostró que Estados Unidos usará su liderazgo para lograr el mejor efecto posible.
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