Fue un sorpresón, pero de los buenos. Tan cantada estaba la victoria que cuando la mayoría de colombianos que participaron en el plebiscito rechazaron el acuerdo de paz negociado entre el presidente Juan Manuel Santos (reciente ganador del Premio Nobel de la Paz por el acuerdo) y las narcoguerrillas comunistas de las FARC, el país se quedó de piedra. Y semanas después, aún no ha salido del limbo.
El acuerdo de más de 290 horrorosas páginas fue resultado de largas negociaciones de cuatro años y realizadas en La Habana, Cuba, para poner fin al conflicto más largo en el continente americano. Después de alcanzar el vergonzoso acuerdo y realizar un espectáculo mediático internacional con la firma del acuerdo, el presidente Santos puso el acuerdo en manos del pueblo colombiano apostando que el deseo de la paz le daría el apoyo necesario para ganarlo y darle legitimidad democrática.
Los resultados del plebiscito revelan cosas muy importantes que se deben analizar. El aparato del estado, celebridades, figuras internacionales etc. apoyaban el “Sí”. A pesar de todo, los colombianos se negaron a taparse la nariz y votar “Sí”. Primero el resultado revela el gran escepticismo de una parte significativa de la población respecto a las FARC. Segundo, el rechazo a Juan Manuel Santos y su gestión doméstica más el proceso de paz. Tercero, la influencia del expresidente Álvaro Uribe.
Durante los pasados meses y con ayuda de partidarios del acuerdo de la paz, los terroristas de las FARC se embarcaron en un programa de relaciones públicas para mejorar su imagen ante el electorado colombiano que sería crucial para su intento de entrar democrática y legítimamente en la política del país. Este programa de relaciones públicas incluyó reunirse con familiares de víctimas de las FARC, buscando no sólo su perdón sino el de todos los colombianos, 250,000 víctimas después… El resultado del plebiscito es que gran parte del pueblo colombiano, después de 50 años de conflicto, asesinatos, secuestros y más, simplemente no confía en el grupo terrorista, ni lo perdona.
El segundo punto importante de este resultado es el rechazo a la gestión de Juan Manuel Santos. El presidente de la republica aposto su legado político a este acuerdo en un momento de su bajísima popularidad entre el pueblo colombiano. El plebiscito se convirtió no sólo en veredicto sobre el acuerdo de paz sino también de su gestión doméstica y del manejo de las negociaciones. Este resultado enfatiza la debilidad política del presidente y un rechazo a la negociación que realizó sin considerar los serios cuestionamientos que la oposición tenía por los acuerdos entre el gobierno y las FARC.
“Demasiados regalos para el grupo terrorista” era la conclusión de la oposición, análisis con el que concuerdo. Estos acuerdos levantaron muchas críticas con mucha razón. Primero, la garantía de representación en el congreso por dos mandatos electorales; segundo, el dinero público para que las FARC financien su nueva formación política; tercero, miembros de las FARC recibiendo amnistías sin pagar penas establecidas por el Tribunal de Paz antes de ocupar cargos públicos; cuarto, la impunidad para todos los guerrilleros que pasen por el Tribunal de Paz y reconozcan sus delitos pagando condenas en sitios especiales y no en la cárcel. La oposición se negó y el gobierno hizo caso omiso. El resultado del plebiscito enfatiza la necesidad de buscar el apoyo de la oposición para asegurar la paz duradera.
Por último, el resultado refleja la influencia en el pueblo, después de seis años fuera del poder, del exmandatario Álvaro Uribe. El expresidente goza de niveles de aprobación bien altos y fue desde el principio el mayor oponente que tuvieron los acuerdos logrados en La Habana. Su rol en la derrota del acuerdo en el plebiscito haciendo campaña contra la maquinaria del estado, la prensa, celebridades etc…, lo ha puesto en un lugar destacado en el “nuevo” proceso de paz de Colombia, algo que le ha ganado fuertes críticas. Sin embargo muchos de los críticos de Uribe se olvidan de que fue por su política de seguridad democrática durante su mandato, donde se enfrentó militarmente a las FARC y le infligió grandes derrotas, lo que empujó obligadamente al grupo terrorista a la mesa de negociaciones.
Los resultados del plebiscito son una bandera de alto que el pueblo colombiano levanta al gobierno y a las FARC. El pueblo dice que el acuerdo no es suficiente para resolver el conflicto. Ambas partes y la oposición han expresado por su compromiso por la paz. Hace falta volver a la mesa y negociar un acuerdo que logre llenar las expectativas del pueblo colombiano, no sólo de las FARC.