Theresa May , premier del Reino Unido, anunció el 29 de marzo formalmente a la Unión Europea de que Gran Bretaña se va de la unión. Es un gran día para que creen en el autogobierno democrático, no sólo en el Reino Unido sino en el mundo entero.
El proceso de salida de la Unión Europea por parte del Reino Unido no será fácil y el paso dado –la puesta en marcha del Artículo 50 de la Unión Europea— es una fase muy importante del proceso.
El Artículo 50 no quiere decir que el Reino Unido quiera el divorcio. En realidad asume que el divorcio ya existe y da paso a un período de dos años de negociaciones sobre los términos del mismo.
Por tanto, a menos que todos los participantes de las negociaciones acuerden extender los términos de la salida, el Reino Unido estará fuera de la Unión Europea el 29 de marzo de 2019. Esa parte es lo suficientemente fácil de entender. El resto de la historia es más difícil.
Primero, están los asuntos a nivel doméstico.
El gobierno británico tendrá que ganar más votos para el Parlamento y es muy probable que tenga que enfrentarse a nuevos retos legales a medida que vaya avanzando el proceso legislativo para le retornará poderes y responsabilidades administrativas de manos de la Unión Europea.
También está el Partido Nacionalista Escocés que exige un segundo referéndum sobre la independencia de Escocia, algo que May ha rechazado.
Segundo, están las negociaciones con la Unión Europea.
Éstas van desde el comercio visible a lo no visible (temas como asuntos bancarios y de seguros, que tienen enorme importancia para Gran Bretaña), pasando por asuntos migratorios y derechos de los ciudadanos de la Unión Europea en el Reino Unido (y de ciudadanos británicos que residen en la Unión Europea), llegando al tema de las contribuciones de Gran Bretaña al presupuesto y otros proyectos de la UE.
Estas negociaciones también serán aplicables incluso a muchos acuerdos subsidiarios, como el que rige los vuelos comerciales en Europa, por ejemplo.
Tercero, está el deseo (y la necesidad) del Reino Unido de aprovechar su flamante libertad y ponerse a negociar acuerdos comerciales con otras naciones. Un acuerdo de libre comercio entre el Reino Unido y Estados Unidos es sumamente importante pero también podría alcanzar convenios con más de treinta países.
Cuarto, y último, está la necesidad no sólo de recuperar poderes previamente cedidos a la Unión Europea, sino de escudriñarlos todos con mimo para remodelar el Estado regulador y administrativo del Reino Unido.
Esto último constituye en sí mismo un inmenso desafío, pero también ofrece enormes oportunidades.
Desde que el Reino Unido ingresó a la Unión Europea en 1973, entonces conocida como la Comunidad Económica Europea, la UE se ha ido colando en cada aspecto de la vida británica. Sacarla de allí genera la oportunidad (y la necesidad) de repensarlo todo.
La mayoría de naciones no tienen la oportunidad de repensar nada a tal escala, a menos que pierdan una guerra importante. El Reino Unido está teniendo esta oportunidad al recuperar su democracia. Se trata de un evento único en la historia.
Nada de esto va a ser fácil. Pero nadie dijo que el autogobierno fuera fácil. Lo que pasa es que es lo correcto.
Aunque el gobierno de May es precavido y competente, no dudo de que el Reino Unido se equivoque al ir avanzando el proceso. Pero serán errores británicos que podrán y serán corregidos por el pueblo británico a través de instituciones británicas.
Pero los errores de la UE, como la creación del euro o la decisión de admitir a millones de refugiados sirios, son inmunes a cualquier tipo de rectificación por el pueblo ya que la Unión Europea se diseñó desde sus inicios para dotar de poder a la élite y dejar fuera a la ciudadanía.
El 23 de junio de 2016, el pueblo británico rechazó ese rumbo. No escogió un nuevo rumbo. Decidió retomar un antiguo rumbo, ése que han seguido durante siglos, el del autogobierno.
Este rumbo no es uno de hostilidad con naciones vecinas, instituciones como la OTAN o el mundo. Es un rumbo que anuncia que los pueblos libres deben cooperar libremente.
El gobierno británico ha mostrado su respeto por la voluntad popular y acaba de empezar el proceso de separación formal de la Unión Europea. El proceso será todo un reto. Habrá altibajos. Pero no se retractará.
El Reino Unido ha tomado una decisión que todo americano puede comprender y debe respetar. Ha escogido la libertad.
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