Ayer a las 7 pm (hora este de Estados Unidos), el consejero de Seguridad Nacional de Corea del Sur, Chung Eui-Yong, hizo un anuncio que dejó en estado de shock a Washington, al mundillo de “expertos” y, por supuesto, a los medios de comunicación: El dictador norcoreano Kim Jong-un, amenaza mundial debido a su programa nuclear, está ansioso por reunirse con el presidente Trump “lo antes posible”. No sólo eso, Kim ha ofrecido algo insólito: La desnuclearización permanente. Eso además de la congelación inmediata de sus pruebas nucleares sin que se retiren las duras sanciones sobre su país. Esto cambia por completo el statu quo.
A diferencia de otros presidentes y su política de concesiones y apaciguamiento con Corea del Norte, Trump ha logrado algo distinto y el vicepresidente Mike Pence lo expresó de la siguiente manera: “Los norcoreanos llegan a la mesa de negociaciones sin que Estados Unidos haga concesiones…Todas las sanciones siguen vigentes y la campaña de máxima presión continuará hasta que Corea del Norte tome medidas concretas, permanentes y verificables para poner fin a su programa nuclear”.
Nada asegura que se logrará materializar semejante hazaña. El dictador norcoreano y sus antecesores han sido siempre unos tramposos y por eso está la situación como está. No obstante, lo que ha conseguido Trump es algo inmenso. Y lo ha hecho a su estilo. No faltan los críticos de siempre, a los que el académico de la Fundación Heritage, el Dr. James Carafano llamó “idiotas” y “palurdos”. Este presidente es distinto a todo lo que hemos visto. No es un político a la antigua usanza y ve las cosas de forma distinta seguramente influenciado por su experiencia en el mundo de las finanzas y por haber tenido que tratar con políticos para poder sortear los obstáculos que éstos suelen ponerle a la acción humana.
Pocos entienden en realidad la forma cómo Trump opera, pero después de un año en la presidencia, habrá que reconocer que este hombre obviamente sabe alcanzar resultados y lo hace de forma poco ortodoxa. El bloguero y humorista gráfico Scott Adams, estudioso de la persuasión que predijo el triunfo presidencial del magnate en contra de todos los pronósticos, lleva tiempo afirmando que Donald Trump es un “persuasor maestro”, de esos que saben vender arena en el desierto.
Si Trump logra persuadir a Kim para que verdaderamente abandone su programa nuclear, no sólo será un triunfo para la humanidad, sino que habrá demostrado sus credenciales como persuasor maestro. Entonces, el cielo es el límite. ¿Nos sorprenderá con la resolución del conflicto israelí-palestino? Crucemos los dedos.