Hace poco tuve una conversación con un joven de escasos recursos, en la cual él decía que la educación privada en universidades caras no cumplía un rol social porque solo podían asistir personas pudientes. A pesar de mis mejores esfuerzos, no pude convencer a este joven de lo contrario. Por ello escribo esta nota.
Primero debemos recalcar que muchas instituciones de educación privada, ya sean colegios o universidades, ofrecen becas de estudio para personas de escasos recursos. Sin embargo, no pretendo en esta nota analizar los actos de beneficencia de los centros educativos privados, sino más bien, me pregunto ¿cuál es el rol social de la educación dirigida a las personas pudientes?
El concepto central que debemos entender para responder esta pregunta es que los beneficios de la educación no recaen únicamente en el alumno. La premisa de que la educación solo beneficia a quien la recibe, nos lleva a la conclusión de que la educación privada a la que solo pueden acceder las personas adineradas, beneficia solamente a las personas adineradas. Sin embargo esta premisa es falsa. Por supuesto, la educación es una inversión donde el mayor beneficiario es quien la recibe, pero no el único. En la medida que la educación crea emprendedores, genera a su vez empleo para otras personas. Los nuevos inventos o las mejoras en productos y procesos, son otro ejemplo de beneficios que no recaen únicamente en el inventor.
Por ejemplo, si un ingeniero mejorar un proceso, reduciendo el costo de cosechar trigo, esa reducción de costos, que a la larga invariablemente se traduce en una reducción de precios para el consumidor final, termina beneficiando a millones de personas en todas partes del mundo. De la misma manera, cuando alguien reduce el tamaño de un chip de computadora, o diseña un nuevo sistema operativo, su invento lo puede convertir en millonario, pero solo en la medida en que ayude a los consumidores finales.
La educación privada en general es mejor que la educación pública. Los centros de educación privada producen personas mejor preparadas que los centros de educación públicos. Esta diferencia cualitativa significa un aporte que beneficia a la sociedad en todas sus escalas.
El teléfono celular o el sistema operativo Windows provienen de personas educadas en universidades privadas, pero cuyos inventos hoy benefician a todo el mundo, desde las comunidades más pobres de África hasta las oficinas más prestigiosas de Wall Street.
Y es que, como dije antes, los beneficios de la educación no recaen exclusivamente sobre quien recibe dicha educación, y más al contrario, la educación de mayor calidad, es la que más tiende a generar beneficios para todos los sectores de la sociedad.