Si entendemos el trueque como una forma de intercambio en la que el dinero como concepto ya está presente, es probable que éste sea casi tan antiguo como la humanidad. Una realidad que ha ido cambiando paulatinamente, pero que supone un hecho continuo: desde las primeras monedas selladas en Lidia allá entre el 680 y el 560 AC para las operaciones del día a día hasta la posibilidad de invertir en Bitcoins hoy en día, todo forma parte de una misma realidad.
A continuación, trataremos de analizar resumidamente cada etapa del dinero que nos ha llevado hasta el momento que vivimos hoy en día. ¡Buen viaje!
Trueque
Según el liberalismo económico fundado por Adam Smith, el trueque es tan antiguo como la necesidad del ser humano de organizarse y solo necesita que existan dos conceptos: el excedente —lo que una persona o grupo de personas ya no necesita consumir de su propia producción— y la división del trabajo.
Una gran parte de la comunidad historiográfica señala el Neolítico como la primera etapa del ser humano en el que apareció el método del trueque. Así como en las sociedades cazadoras-recolectoras del Paleolítico no hay constancia de este método económico, sí lo hay en su evolución, en el Neolítico, donde ya aparecen la agricultura y la ganadería.
Las primeras «monedas»
La versión histórica más extendida es que las primeras monedas aparecieron con carácter oficial en el pueblo de Lidia en Asia Menor, en la actual Turquía, aproximadamente entre los años 680 y 560 a.C. Posteriormente, fue la conquista de Lidia por parte de Darío de Persia lo que llevó este invento al reino persa y, también con el paso del tiempo, a la civilización griega.
Las primeras monedas de Lidia estaban creadas a partir de una aleación natural de oro y plata, contaban con un león que representaba a la Dinastía Mermnada y pesaban unos 4.75 gramos. Tras su llegada a Persia y Grecia, la expansión de las monedas fue fulgurante, llegando a gran parte de Europa y Asia en poco tiempo.
Los primeros billetes
Aunque los primeros billetes de los que se tiene constancia aparecen en China alrededor del siglo IX, estos no aparecen en Europa hasta el siglo XVI. Por aquel entonces, el papel moneda consistía básicamente en un pagaré por parte de los bancos privados para respaldar los depósitos de sus clientes en dicha institución.
No fue hasta el siglo XVIII cuando el papel moneda, ya muy popular por aquel entonces, empezó a dejar de lado su papel como pagaré o dinero crediticio en base a un depósito previo en un banco privado.
El patrón oro y su fin
Con la llegada del siglo XIX se comenzó a utilizar el patrón oro, que comenzó a fijar el valor de una moneda en base a cierta cantidad de oro. Es decir, que el emisor de dicha moneda o billete le garantiza a su poseedor que puede intercambiar dicha cantidad por su equivalente en oro.
El comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914 y la necesidad por parte de los países beligerantes de imprimir dinero fiduciario —es decir, no respaldado por el patrón oro—, así como el impacto del Crac de 1929, obligó a que el sistema financiero internacional dejase de basarse en el patrón oro. Posteriormente, en los Acuerdos de Bretton Woods en 1944 se acordó que el dólar americano se convertiría en la divisa de referencia internacional, siendo la única que tenía que mantener el patrón oro.
En 1971 este sistema que vinculaba el dólar al patrón oro también quebró, convirtiéndose el dólar en la referencia única a partir de ese momento.
Las divisas electrónicas
En 2009, un personaje que se hizo llamar Satoshi Nakamoto y del que todavía no conocemos su identidad real creo Bitcoin, un elemento que para muchos pasó inadvertido en aquel momento pero que revolucionó, al instante, la historia de la moneda y la economía. Con el Bitcoin apareció ya no solo la primera moneda, sino también la cadena de bloques o blockchain, la estructura descentralizada que permite crear sistemas económicos autónomos, autorregulados y libres de un núcleo director. En otras palabras, Bitcoin fue la revolución.
Poco más de una década después de su aparición, numerosos bancos e instituciones ya han creado sus propias criptomonedas, mientras que empresas como Facebook (con Libra) han hecho lo propio en busca de controlar el nuevo criptomercado que se está abriendo.
Veremos cuál es el próximo capítulo en la historia del dinero, pero lo que está claro, visto lo visto, es que habrá otro. El mundo del dinero solo conoce la evolución constante a lo largo de la historia.