“Seguro estarán durmiendo en Nueva York”, musita Rick en “Casablanca” cuando comprende que no hay forma de escapar de la guerra. “Seguro estarán durmiendo en toda América”.
Es importante recordar esta frase para conmemorar hoy 6 de junio el Día D. La conversión de Rick de pacifista a patriota en este clásico de 1942 reflejaba la transformación de Estados Unidos después de Pearl Harbor: del aislacionismo a llevar la lucha hasta la frontera de la libertad.
“Casablanca” y la ola de películas patrióticas sobre la guerra que la siguieron fueron la venganza de Hollywood por Pearl Harbor, el contraataque de Tinseltown contra el fascismo. No obstante, la verdadera respuesta fue el Día D, la invasión aliada de Normandía, Francia, que supuso el comienzo de la campaña que derribaría la Fortaleza Europa.
El Día D no fue el único Día D de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Sólo en el Pacífico, las tropas de MacArthur llevaron a cabo 52 desembarcos anfibios. Algunos combates, en lugares como Guadalcanal e Iwo Jima, fueron tan duros o más que la lucha para tomar la alturas de la playa de Omaha.
Sin embargo, a medida que Estados Unidos honraba a las tropas que protagonizaron la invasión del Día D, se ha ido convirtiendo en una batalla emblemática, no sólo de todos los desembarcos, no sólo de todas las operaciones militares durante la Segunda Guerra Mundial, sino de todos los grandes momentos de la historia militar americana.
Más que cualquier otra batalla en la historia de Estados Unidos, el Día D simboliza a los americanos que se lanzan al mundo cuando no tienen más opción que luchar por lo que es correcto.
En muchos aspectos, el Día D fue la batalla de Estados Unidos. Todos los cuerpos de las fuerzas armadas lucharon en la invasión de Normandía. La Armada transportó a las tropas. La Fuerza Aérea (del Ejército) se hizo con el control de los cielos. Sesenta patrulleras de los Guardacostas de Estados Unidos participaron en operaciones de búsqueda y rescate. Incluso un puñado de marines estuvo disponible. Y 160,000 soldados alcanzaron las playas.
Recordar el Día D es ciertamente una oportunidad para que todos nos detengamos durante un momento y recordemos los servicios y el sacrificio de todos los combatientes americanos, desde Bunker Hill hasta Bagdad. Somos libres y estamos seguros gracias a su lucha.
Cada aniversario del Día D es también un motivo para recordar las responsabilidades que conlleva la libertad. Otra emblemática película bélica apareció unos cuantos años después del 50º aniversario del asalto a la costa de Normandía. Las primeras escenas de “Saving Private Ryan” (Salvar al soldado Ryan) son tan realistas que los soldados veteranos no pudieron ver la película sin evitar agarrarse a sus asientos.
El resto de la película es, hablando sinceramente, el típico montón de basura de Hollywood. Pero el mensaje de la película supone una clara advertencia para esta generación, como “Casablanca” lo fue para la “Greatest Generation” (la Generación Más Grande: la que vivió la Gran Depresión y luchó en la Segunda Guerra Mundial). Después de perder a sus hombres en una misión para traer de vuelta a casa al soldado Ryan, el capitán Miller le dice a Ryan con su último aliento antes de morir: “Gáneselo”.
Un mensaje que todos deberíamos llevar en nuestro corazón.
Es algo bastante manido, pero también bastante cierto, decir que la libertad no es gratis. El Día D fue más que una liberación. Fue el recordatorio de que mientas exista el mal en el mundo, Estados Unidos deberá siempre estar preparado para más días como el Día D.
Los líderes de la nación tienen la responsabilidad de poner en riesgo a nuestras fuerzas sólo cuando es absolutamente necesario, es decir, utilizar la fuerza militar con prudencia y juicio. Y es responsabilidad de la nación responder a su llamada con valor y entrega. Ésa es la lección de todos nuestros Días D.
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