La Constitución de Estados Unidos establece en su Primera Enmienda: “El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de agravios”. Y en la Segunda Enmienda dice: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas”. Hago notar que estas enmiendas imponen limitaciones al Estado, efectivamente protegiendo a los ciudadanos de los posibles abusos del Estado.
Los fundadores de la nación americana no establecieron la Segunda Enmienda para incentivar la caza y la pesca, sino precisamente para proteger a los ciudadanos de los peligros de un gobierno abusivo. Y es que es más difícil que una tiranía controle el poder cuando los ciudadanos poseen armas de fuego y una prensa libre. Es precisamente por ello que quien intenta instaurar una tiranía debe controlar el pensamiento, reprimiendo o amedrentando a la prensa independiente, y debe controlar las armas de fuego. En una nación que contenga disposiciones similares a la Primera y Segunda Enmiendas de la Constitución de Estados Unidos, no es posible para el gobierno hacer esto. No es casualidad que Estados Unidos nunca haya tenido golpes de Estado, ni gobiernos militares.
El derecho de los ciudadanos a poseer armas puede ayudar a mantener la paz y la estabilidad política de un país. Pero cuando un solo grupo (por ejemplo el Estado) tiene ese derecho, entonces no es infrecuente que ese grupo termine usando su poder para cometer abusos contra el resto. No es casual que los fundadores de la democracia más antigua en existencia hayan puesto como primer punto la protección de la libertad de expresión, imprenta y de asociación y como segundo punto, el derecho de los ciudadanos a portar armas. Si revisamos la historia veremos que quienes intentan instaurar una tiranía, tienen entre sus primeras acciones el control del pensamiento y el control de las armas. Lenin decía que “un hombre con un arma puede controlar a cien sin ellas”, y Mao que “todo buen comunista debería saber que el poder político crece en el cañón de un arma. El partido comunista debe controlar las armas”.
Veamos cuáles son los gobiernos en el mundo que se esfuerzan por controlar la prensa y las armas y sabremos dónde se está instaurando la tiranía.