Ese extraño amor de la izquierda por la Unión Europea

Este año se conmemora la firma del Tratado de Roma hace 60 años. Este tratado marcó el nacimiento de lo que hoy conocemos como la Unión Europea. Es un buen momento para echar una mirada retrospectiva y reflexionar sobre las décadas de integración europea, las inconsistencias de grupos ideológicos de izquierda y derecha en su defensa y las dudas sobre la viabilidad de este proyecto.

Una de esas inconsistencias más evidentes fue el referéndum en Reino Unido, conocido como Brexit, sobre la permanencia británica en la Unión Europea y que se celebró en junio de 2016 y cuya votación favoreció la salida del bloque. Este proceso electoral aglutinó a bandos de diferentes ideologías, pero dentro del fanático respaldo al proyecto de la Unión Europea destaca el apoyo izquierdista y su contradictoria veneración por la democracia. Porque, dentro del contexto de la Unión Europea, es contradictorio ser de izquierda con un apoyo ciego por la democracia y al mismo tiempo favorecer el ser miembro de un organismo tan antidemocrático como la Unión Europea.

Es el consabido déficit democrático en el corazón de Europa lo que hace al proyecto tan contradictorio: Tienen un parlamento europeo, pero sólo la Comisión puede proponer leyes — una comisión sin legitimidad democrática. La figura antidemocrática también se puede ver en los procesos para elegir presidente de la Comisión o del Consejo, entre otras posiciones importantes que se saltan la prueba democrática. Esto sin olvidar las veces que el proyecto siguió adelante con sus planes de integración sin importar el rechazo popular al mismo en las urnas, al punto tal que los mandamases de la Unión decidieron acabar con los plebiscitos y aprobar la integración vía parlamentos nacionales, donde la casta política votaba Sí en masa – ya se sabe que los políticos están convencidísimos de saber mejor que el pueblo lo que es bueno para el pueblo.

Este amor izquierdista dentro de Europa choca con la retórica habitual de la izquierda en instituciones domesticas. No es el único asunto que pone en entredicho la coherencia o sinceridad del apoyo izquierdista a Europa, también la crasa contradicción ante lo que algunos de los pocos escépticos izquierdistas del proyecto denominan “neoliberalismo europeo”, porque lo atacan domésticamente pero lo apoyan fervientemente a nivel europeo.

Gracias a la expansión del libre mercado europeo, ha habido cierta desregulación especialmente en el área de finanzas, por ejemplo, reglamentación contra la nacionalización de empresas impidiendo así a gobiernos que tomen acciones que perjudiquen ese mercado. Además la controlada política de comercio en el ámbito europeo que implica que todo tratado de libre comercio se realice en pro de la liberalización y apertura de mercados. También está la imposición de austeridad fiscal a países como Grecia, Irlanda e España en contra alguna veces de gobiernos nacionales de izquierda.

Muchos izquierdistas que apoyan el proyecto supranacional de la Unión Europea hablan de derechos y beneficios para los trabajadores. Sin embargo, estos derechos y beneficios ya existían para muchos en el ámbito doméstico, por tanto, no hace falta ceder soberanía nacional en favor de un antidemocrático súper Estado europeo para poder implementarlos. Si analizamos de cerca lo contradictorio de este comportamiento comparado con la retórica y la política pública doméstica que han sido el estandarte de la izquierda por toda Europa, sólo puedo concluir que este amor izquierdista por la Unión Europea es muy extraño. ¿Será que ese amor tiene más que ver con lo socialista que se ha vuelto la política de la Unión Europea y que por tanto, con tal de alcanzar el poder político, el fin justifica los medios? Hasta la derecha natural se ha sumado a esa contradicción y a ello se debe el surgimiento de la nueva derecha europea, también conocida como Alt-Right o derecha alternativa.

El proyecto europeo está en profunda crisis por todas esas contradicciones. La próxima semana en Holanda, el 15 de marzo, veremos qué dice la nueva derecha europea y cómo reacciona la casta política de izquierda y derecha ante ese nuevo desafío a su poder establecido.

 

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