Cuando parecía imposible, la oposición al chavismo ha recuperado la iniciativa política, y lo ha hecho de la mano de un joven diputado prácticamente desconocido dentro y fuera de Venezuela, de nombre Juan Guaidó.
A principios de enero, cuando Guaidó fue elegido presidente del Parlamento, el Legislativo venezolano era un foro meramente simbólico al que muy pocos consideraban capaz de ofrecer nada más en la lucha contra la dictadura.
Guaidó no ha devuelto al Parlamento -la única institución que no controla el chavismo- los poderes que le quitó el régimen tras la victoria opositora en las legislativas de 2015. Pero ha conseguido volver a poner al régimen a la defensiva y despertar de nuevo las esperanzas de cambio de los venezolanos.
El pasado 10 de enero, Nicolás Maduro tomó posesión de su segundo mandato, el que obtuvo el pasado mes de mayo en unas elecciones presidenciales calificadas de fraude por toda la comunidad internacional democrática. Estados Unidos, Canadá y las principales democracias de Iberoamérica se negaron a reconocerlo como el presidente legítimo de Venezuela.
Como única institución legítima quedaba el Parlamento, pero las declaraciones de los gobiernos amigos se habrían quedado en meros pronunciamientos simbólicos sin la estrategia puesta en marcha por Juan Guaidó.
Exponiéndose a ser detenido, Guaidó ha declarado presidente ilegítimo a Maduro, quien según el Parlamento ha usurpado la Jefatura del Estado. El presidente del Parlamento ha invocado el artículo 233 de la Constitución, que, en caso de vacío de poder, encarga la presidencia de la República al jefe del Parlamento.
Consciente de que proclamarse presidente no tendría ningún efecto sin más apoyo que el de los diputados opositores y podría costarle el arresto inmediato, Guaidó pidió apoyo a la ciudadanía, a la que convocó a una gran marcha este 23 de enero — la ciudadanía, pero sobre todo a los militares.
En caso de que la Constitución sea violentada, dice el artículo 333 al que se ha acogido Guaidó para hacer el llamamiento a lo que podría calificarse de golpe militar contra Maduro, «todo ciudadano investido o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia» (la de la Constitución).
La actuación del Parlamento se fundamenta asimismo en el artículo 350:
El pueblo de Venezuela (…) desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos.
En su pleno, el Parlamento aprobó formalmente todos los puntos de la estrategia de Guaidó, que incluye dos medidas concretas más que redoblan la presión sobre la dictadura:
- La primera es pedir a los países de Europa y América que congelen los bienes y las cuentas del Estado venezolano sobre los que ahora disponen Maduro y su gobierno. Un grupo de tenedores de bonos venezolanos anunció después del 10 de enero que dejaba de negociar el cobro de la deuda externa de Venezuela con un gobierno ilegítimo. Se entregue o no la gestión del patrimonio en el extranjero a Guaidó, despojar a Maduro de parte de sus activos internacionales sería un golpe devastador para la moral y la ya muy tocada capacidad financiera de la dictadura.
- La segunda medida adoptada por el parlamento es crucial para conseguir que el Ejército le dé la espalda a Maduro. El Parlamento aprobó una ley de amnistía que ofrece inmunidad a los militares y al resto de los funcionarios del Estado que contribuyan a poner fin a la dictadura a la que sirven.
Secuestro de Guaidó
Este mismo mensaje fue el que envío Guaidó a los integrantes de las fuerzas represivas que sostienen a Maduro al ser arrestado brevemente por agentes de la policía política, el temido Sebin, cuando viajaba por carretera a un acto con la ciudadanía fuera de Caracas. «Me pude zafar del secuestro porque hay gente que cree en Venezuela», explicó después Guaidó, que tenía las marcas de las esposas en las muñecas. «Escucharon el mensaje de amnistía, escucharon el mensaje de perdón y me liberaron», añadió dirigiéndose a quienes trabajan en el aparato de seguridad: «Yo sé que ustedes no quieren esto (la dictadura)».
El Gobierno de Maduro detuvo a los agentes, y aseguró que actuaron por su cuenta y no tenían órdenes de apresar a Guaidó. (Lo más probable, en mi opinión, es que el régimen se arrepintiera de detener a Guaidó al ver la reacción inmediata que había provocada; o que desde una facción enemiga de Maduro dentro del chavismo para redoblar la presión sobre el líder de la revolución).
Sea como fuere, y aunque Guaidó haya podido novelar lo ocurrido dentro del vehículo del Sebin en favor de su agenda de cambio, su gestión del incidente es una soberbia demostración de sangre fría, templanza e inteligencia política, con la que convirtió su propia detención en un poderoso mensaje simbólico de buena voluntad y acercamiento a quienes cobran por perseguir a gente como él.
Biografía de Guaidó
Nacido en el puerto de La Guaira (Estado Vargas) hace 35 años, Guaidó es ingeniero industrial y fue durante las protestas de 2007 uno de los líderes estudiantiles que pusieron en jaque a Chávez. Guaidó pertenece al partido Voluntad Popular, y en su día trabajó con el líder del partido, el preso político Leopoldo López, quien según muchos conocedores de la situación estaría detrás de la estrategia que está llevando a cabo Guaidó.
El compromiso político de Guaidó está profundamente marcado por la tragedia de Vargas, las inundaciones y deslaves que en 1999 provocaron la muerte de miles de personas en la región donde nació y otras zonas de la costa caribeña venezolana. Chávez demostró en esa ocasión su catadura al rechazar por razones ideológicas la asistencia de Estados Unidos a un gobierno venezolano completamente desbordado por el desastre, del que fue víctima directa la familia de Guaidó.
Nadie sabe si el plan de Guaidó traerá los resultados deseados. El régimen puede mandar detenerle en cualquier momento, y lo aprobado por un Parlamento al que el chavismo dejó sin poderes quedará en papel mojado si la comunidad internacional no congela los bienes del régimen y los militares no reaccionan.
Pero pase lo que pase Guaidó tiene el enorme mérito de haber aprovechado las circunstancias para sacar al país del punto muerto en el que estaba, con una hoja de ruta concreta para acabar con la dictadura que interpela directamente al Ejército y ofrece un marco constitucional al golpe de la libertad que ha de rescatar a Venezuela.